Especialistas analizan las propuestas de Pedro Castillo y Keiko Fujimori.
Derogar la Ley de la Reforma Magisterial y reponer a los maestros “despedidos de manera irregular” —por no aprobar la evaluación docente anual— son algunas de las propuestas que se pueden revisar en el plan de gobierno de Pedro Castillo. Según el documento, esta ley “ha sido redactada con espíritu neoliberal (…) favoreciendo una educación privilegiada de ciertos sectores sociales en detrimento de las mayorías”. Por ello, el partido Perú Libre propone promulgar una nueva ley de educación que garantice la alta calidad, restablecer a los docentes en sus mismos puestos y duplicar sus remuneraciones.
La especialista en gestión pública Teresa Santillán sostiene que una educación de calidad debe estar acompañada de mejores salarios para los profesores, pero también debe mantener las exigencias de la carrera magisterial.
«Claramente se observa que la intención es aumentarles la remuneración a los docentes sin el menor esfuerzo y esto no contribuye en la mejora de la Educación. Así como hemos obligado el tema de la meritocracia en el sector público, es lo que también pedimos a nivel del magisterio”, indica Santillán.
En esa línea, la psicóloga educacional del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Sandra Carrillo, considera que no se debería retroceder lo avanzado con la Reforma Magisterial, como las evaluaciones. “Es una cuestión de pensar a largo plazo y analizar qué calidad de educación queremos. Eso no quita que debemos mejorar las condiciones y la profesionalización de los docentes”, añade.
El investigador de Grade Hugo Ñopo coincide en que esta propuesta “es un error”. Explica que tenemos un problema serio con la docencia en el país “y es que el status de la profesión se ha degradado notablemente por dos razones: porque las exigencias para el ingreso a la carrera han sido demasiadas bajas y porque las compensaciones para esas personas también han sido muy bajas. Hemos llegado al equilibrio de bajas calificaciones y bajos salarios. Para quebrar ese círculo vicioso se necesita trabajar en las dos tareas”.
El programa de Pedro Castillo también señala la creación de un nuevo currículo nacional de Educación “que forme ciudadanos con identidad nacional, autoestima, solidarios, dignos, íntegros, autónomos y revolucionarios”.
Hugo Ñopo manifiesta que en el Perú el currículo nacional “cambia a cada rato”, por lo que correspondería evaluar si alguno de esos cambios ha tenido un impacto positivo en la Educación. “Cambiar el currículo no resuelve los problemas de la Educación porque al final de cuentas quien implementa el currículo es un ser humano llamado profesor. Ahí es donde tienen que estar enfocados los esfuerzos, en tener mejores docentes”, acota.
Para la abogada Teresa Santillán esta medida también afectaría a los estudiantes que “deben adaptarse y se convierten en el experimento para ver si los cambios funcionan o no”.
Propuestas sin estrategias claras
En la otra vereda, el programa de gobierno de Keiko Fujimori plantea diseñar una serie de estrategias para reducir el abandono escolar, fomentar la oferta educativa, fortalecer el acompañamiento a los docentes, implementar la educación a distancia y acortar la brecha digital. Sin embargo, algunos analistas concuerdan en que no se profundiza en cómo se lograrán esos objetivos.
Sandra Carrillo, del IEP, señala que si bien Fuerza Popular “ha hecho la tarea” de hacer un diagnóstico preciso y con datos sobre la situación educacional en el país, sus propuestas no resuelven los problemas más urgentes del sector.
«Fuerza Popular pone lo que todos esperan leer, pero no hay algún cambio de fondo que sí requiere el sistema educativo, y que tiene que ver con el tema de las desigualdades y una escuela pública de calidad (…) El plan de Keiko Fujimori también menciona lo del currículo y el rol de la familia en la educación de los niños y adolescentes, que me parece bien si hablamos del acompañamiento en el aprendizaje, pero ha salido a hablar con la prensa sobre ideología de género y eso es peligroso porque está desinformando. El rol de la familia no puede ser una política de Estado”, comenta Carrillo.
Cuando se trata de elaborar objetivos de desarrollo y planes de gobierno solemos pensar en soluciones para cada sector, “pero no debería ser así pues un problema es transversal a varios sectores. Educación, por ejemplo, está vinculado a salud, vivienda y agricultura”, dice Teresa Santillán sobre el programa de gobierno de Fuerza Popular.
Santillán también agrega que otro desliz frecuente en un programa de gobierno es que no se especifican las estrategias que se implementarán para lograr las metas. “Por ejemplo, Keiko Fujimori propone diseñar una estrategia para reducir la deserción en la Educación, pero no nos dice cuál es. Es como decir, te ofrecemos hacer algo y cuando lleguemos vemos qué hacemos. Hasta que hagan la estrategia pasaron 2 o 3 años de los cinco que le tocaban gobernar. O sea, se ha perdido el tiempo”.
Fuente: Diario El Comercio