Un equipo médico del Hospital II-2 de Tarapoto, encabezado por el cirujano pediatra Efraín Salazar Tito, intervino quirúrgicamente a un menor de 2 años de edad, quien ingirió extrañamente, 8 agujas de inyección mientras jugaba en la chacra donde su madre laboraba.
El lamentable hecho sucedió en la jurisdicción del caserío Ramón Castilla, distrito de Campanilla, provincia de Mariscal Cáceres, desde donde fue transferido el pequeño para recibir la atención médica especializada.
Nancy Olortegui Pisco, madre del pequeño, dijo que no se dio cuenta el momento que ingirió las agujas. Ella, es peón en una chacra donde también crían vacas y gallinas, es la única que mantiene a sus hijos ya que su esposo murió.
Las agujas se encontraban alojadas, dos en el peritoneo lado derecho, tres en el lado izquierdo, uno en la pared abdominal y otras dos que se encontraban peligrosamente entre la vejiga y el recto.
El médico pediatra del nosocomio tarapotino quien presidió la intervención quirúrgica, indicó que al inicio se pensó que podían ser mondadientes, pero luego del examen y de la operación misma, se dieron con la sorpresa que eran 8 agujas número 21 utilizadas para las inyecciones, 2 de ellas se encontraban peligrosamente cerca de la vejiga y el recto.
El cirujano pediatra, dijo que tuvieron que sacar los intestinos para ver si existía perforación, menos mal que no había mayores problemas. Todas las agujas pudieron ser extraídas durante la operación, por lo que la recuperación post operatoria del menor fue inmediata, con una evolución favorable en tiempo récord.
Sin embargo, mostró su extrañeza que un niño tan pequeño pueda ingerir las agujas grandes. Refirió que guardo el material retirado debido que podría tratarse de maltrato infantil porque es imposible que haya ingerido tal cantidad de agujas sin tener dolor.
